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24 de diciembre de 2011

Mueren los delegados en la tierra del bien y del mal



Mueren dos líderes políticos con tan solo algunas horas de diferencia. Pero además de ese tiempo también eran incompatibles en sus maneras de ver la vida, de actuar y de entrega por sus pueblos. Uno representaba la Justicia en la tierra y el otro personificaba la malignidad. El primero, Václav Avel, fue un luchador nato, un intelectual y político por naturaleza, de esos que no esperaron más que el sufrimiento al oponerse a una de las dictaduras más feroces de la humanidad. Por ello fue perseguido, humillado, cumplió prisión y fue torturado. Al final murió por la secuela ocasionada por la osadía de enfrentar una dictadura que ahogaba a su pueblo. Pero al menos su pueblo lo supo premiar y hoy lo llora, porque les regaló un país libre y próspero. Fue Presidente el tiempo necesario, cumplió y se retiró a observar el transcurrir de un país que se desarrolla.
La otra muerte, el dictador Kim Jong Il, que no podemos llamar “pérdida humana”, porque para eso habría que tener sentimientos que justifiquen esa categoría. No fue más que un tirano, de los más perverso y ególatra que hayan existido. Tras su muerte, solo deja el sufrimiento que garantizan todos los de su tipo: castigo, hambruna y muerte.
Václav Avel no se conformó con ver a su país soberano, sino que luchó también por la libertad de otros pueblos como el de Cuba. En su geografía personal el archipiélago cubano ocupaba un lugar primordial. Fue constante su interés por la realidad cubana, las condiciones de los cubanos y, desde la sede de su país en La Habana, sentimos el apoyo de su Gobierno por el libre pensamiento, por la voluntad individual y la independencia nacional, porque en nosotros se veía a sí mismo en los años de dictadura, en el actual estado totalitario que sufrimos, él sentía por los cubanos como uno más.
Kim Jong Il, no tuvo más destaque en su vida que haber sido el príncipe de esta nueva modalidad de dinastía que comparten Corea del Norte y Cuba, el legado familiar. Su padre, el dictador y mitómano Kim Il Sun, le garantizó la entrega del poder, lo cual ha recibido también su nieto, y luego será su bisnieto. No importa que su país carezca de alimentación y libertad, lo único imprescindible es lo que coincide en los demás de su estirpe autócrata: mantener el poder. Y ante la repugnancia general del mundo civilizado, el Gobierno Cubano decreta duelo nacional por el vil tirano.
En algún momento, puede que muy pronto, erigiremos el monumento que Václav Avel supo ganarse, allí pondremos las flores por el resto de nuestros días, generación tras otras. Mientras que en Corea del Norte, derribarán las estatuas de los Il apenas tengan la oportunidad.
Los cubanos le deseamos al pueblo coreano que pronto obtengan su libertad, como la deseamos nosotros también, y les deseamos felicidad. Al pueblo checo el sentido pésame, y le lloramos agradecidos a su líder amigo que nos comprendió y acompañó en todos los momentos. Y más que setenta y dos horas de duelo, le daremos la eternidad.
Hasta siempre Presidente Václav Avel.

Ángel Santiesteban-Prats

1 comentario:

Anónimo dijo...

La barbarie comunista va a ser aborrecida por los pueblos del mundo y solo quedará del comunismo el recuerdo de sus crímenes.