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26 de enero de 2013

La Metamorfosis de mariposa a gusano escenificada en el teatro judicial castrista.

Represión intelectual en Cuba

De cómo convertir al escritor Ángel Santiesteban de mariposa en gusano

por Amir Valle
En el número 3 de esta revista, en mi columna personal, escribí sobre un aspecto que me resultaba muy curioso entonces: cómo el régimen político que impera en Cuba cambiaba de “categoría” a los intelectuales, y los transformaba de “grandes glorias de las letras” a “mediocres intelectualoides”, si se les ocurría la mala idea de opinar o pensar distinto a “lo establecido” por la “moral” impuesta por los gobernantes.
Decía entonces: “todos los caminos, como decía cierta frase, conducen a la Revolución Cubana (y en el terreno de su influjo en el proceso de estas metamorfosis, podríamos hablar de que el paso de gusano a mariposa, o viceversa, dependerá de cómo el animalillo se ha comportado con respecto a ese entorno supuestamente más significativo para la historia humana que es una Revolución).
Bajo ese influjo, en estas últimas décadas, pudimos asistir a un grupo de metamorfosis, cada una de ellas más asombrosa: la mariposa Raúl Rivero convertida en el gusano borrachín que no escribe “ni una línea de buena poesía”, en palabras del Ministro; el gusano Lino Novás Calvo vuelto la brillante mariposa (que alguien regresó a la isla alfilereada y seca después de su muerte); la mariposa Jesús Díaz transformada en el gusano más horrible que ojos cubanos vieran, ante cuya muerte estallara la alegría (otra vez del Ministro, soy testigo); el gusano Edmundo Desnoes trastocado en mariposa que quiere posar nostálgicamente su viejo esqueleto colorido en el desvencijado esqueleto de la Revolución; la mariposa Manuel Díaz Martínez que se vuelve una oruga “llena de rabia y frustración”, según dijera un escritor expresidente del ICL; “la gusana detestada” Virgilio Piñera reaparecida como grácil mariposilla que puede exponerse internacionalmente, ¡y con orgullo, que conste!, entre los lauros de la literatura revolucionaria. Es bien largo el listado. Tan complejo, que rompería la cabeza a los más iluminados expertos en metamorfosis. Y curiosamente (algo que daría mucho que pensar a los científicos) donde suele ser cada vez más rara la conversión de gusano a mariposa y cada más frecuente la transformación de mariposas en gusanos”.
Ahora mismo, eso que llaman “gobierno” en La Habana, ha decidido convertir, nuevamente,  a un afamado escritor en un “vil gusano al servicio del Imperio”.
Ángel Santiesteban, un escritor que fue mencionado por la oficialidad cultural cubana como “uno de los grandes cuentistas surgidos en el período revolucionario”, es hoy la nueva víctima de esta kafkiana metamorfosis (como sabemos, típica en los regímenes socialistas que hasta hoy han existido en este Planeta Azul) y pretende olvidar su trayectoria intelectual acusándolo injustamente de delitos inventados para condenarlo a 15 años de cárcel e intentar así callar su voz.
Una voz que se escucha con mucho interés en buena parte del mundo desde que decidió asumir el acto de escritura con entera libertad y comenzó a publicar en el blog Los hijos que nadie quiso una visión muy crítica del desastre nacional al que nuestros políticos han condenado a nuestra isla.
La Fiscalía citó a su abogada y le comunicó la petición de condena: 54 años que se reducirían a una pena conjunta de 15 años. Y utiliza para ello a una exmujer despechada, a un testigo con trastornos mentales probados que, incluso confesó en un video grabado por el escritor que el gobierno lo había sobornado para que declarara.
El mayor “pecado” de Ángel Santiesteban, es obvio, no es haber dicho lo que piensa sobre el desastre inventado por Fidel Castro y prolongado hoy por su hermano Raúl. Ese “pecado” es haberse lanzado contra la institución que mantiene a los dictadores cubanos en el poder: la Seguridad del Estado. Otros han emprendido igual cruzada, pero sólo cuando han dejado atrás los barrotes de esa isla cárcel que es hoy Cuba. Pero Ángel Santiesteban lo ha hecho desde allí, cara a cara, y ha empezado por algo que muchos escritores cubanos vivimos en carne propia: cómo la policía política intentó convertirnos en delatores de nuestros propios colegas, hermanos y compañeros de letras y cultura.
Por eso decidimos traer a estas páginas esta denuncia, que ha sido publicada por diversos medios de prensa en estos días, agradeciendo especialmente las contribuciones de Isbel Alba, Rodrigo Kuang, Cubancuentro, Café Fuerte y Diario de Cuba.
Es uno de los modos más directos que hemos encontrado de hacerles saber la verdad a nuestros lectores: intelectuales, profesores universitarios, escritores, periodistas e investigadores de la cultura.


Publicado por Otro Lunes

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